miércoles, 30 de marzo de 2011

"OjOs quE no vEn CorAzOn que no SienTe"

“Ojos que no ven, corazón que no siente”

Decir que mi vecino es genial, me sabría poco, y creo que para cualquiera que sepa reconocer a un tipo tan genial a simple vista, con cualquier gesto suyo lo reconocería.
Aunque hoy en día, mas bien pudiera generar desconfianza e inevitablemente pensar que “este quiere algo”.
No contemplamos una simpatía y amabilidad desinteresada y uno pecaría de pensar que nos quiere vender algo.
Es evidente que es invidente, no por su bastón, que es discreto, sino por sus enormes gafas oscuras en montura de pasta, de color negro, clásicas, a juego con un sombrero marrón que perfectamente encajaría de atrezzo en cualquier garito de jazz

En muchas ocasiones cuando salgo de mi casa, me grita: Simon! Simon! Sabe que soy yo,( aunque somos bastantes vecinos en la misma planta) , por el simple hecho de la forma de andar, sabe interpretar como te encuentras por el tono de voz, mide tus silencios y pausas , lo rápido que hablas o el motivo porque empiezas hablar de un tema en cuestión, lo conjuga todo y acierta de que tema es mejor hablarte o de cual mejor no ,se ofrece a escucharte si siente que lo necesitas o simplemente te saluda sin mas ,si intuye que no tienes ganas de conversar.

Don Pedro, tiene una forma peculiar de hablar, ver no ve, pero como se arranque ¡madre mía si habla!
Incluso suele tener en su mesita o donde fuera a pararse consigo, una botellita de agua a mano y cuando lleva ya un rato hablando (tenga sed o no la tenga), se para, desenrosca el tapón con un tono señorial y pausado, bebe un pequeño sorbo, (que le da una actitud de ilustre personaje) y lo que fuera a decir a continuación suenan palabras propias de un discurso honoris causa.

Cree firmemente en la igualdad, no en la de género, sino en la suya para con la nuestra, cuando estamos a su vera.
Siempre nos invita a que cerremos los ojos, las primeras veces pensaba: “Pobre Pedro, menudo plomillazo tiene el pobre”.
Pero luego fui comprendiendo…de pensar que estaba ciego y loco, termine pensando que era capaz de ver cosas que el resto no éramos capaces y que sin duda alguna estaba mas cuerdo que la mayoría.
No le tomamos importancia a cosas o situaciones que a lo mejor menospreciamos y que con las prisas no nos paramos a entrar a valorar. 

Cuando cerraba los ojos sentía como si al inhibir un sentido, los otros se potenciaran.
Uno va se, no la primera vez, ni la segunda, ni la tercera o puede que quizás nunca te des cuenta porque resulta que lo percibes cuando dejas de preocuparte por el tiempo que estas a oscuras y no esperas que ocurra nada.
Don Pedro no solo lo hacia con esa intención, sino para que de alguna forma nos sentáramos identificados con él y de alguna forma estuviéramos conectados.
Al principio pasaba sus finas manos por mis ojos, a modo de caricia para cerciorarse de si seguía las reglas o no, pero llego un momento en el que dejo de hacerlo y yo deje de esperar su desconfianza.
Quien me iba a decir a mi que tenia mi propia dimensión paralela, sin necesidad de estupefacientes, entre la escalerilla y los ascensores, justo puerta con puerta.

A veces me narraba épicas aventuras, historias amargas y locuras, o simplemente me decía: “Anda Simon pichita, ya que estás, cógeme y bájame la basura “
Lo mas trillado sin duda, era el tema de como perdió la vista, de la historia original a su cuarta edición, la había conseguido pulir de una forma magistral.
Tanto era así, que en la misma trinchera paso de soldado a cabo primera, y de un par de mutilados y medio desarmado pelotón de retaguardia a cuales instigaban a rendirse, a un bastión franquista con el segundo de Franco al frente. La granada que encestaron en la trinchera, de estar a 20 metros suya y ser el único perjudicado, a morir media avanzadilla y en especial heroicamente, dos compañeros suyos, saltando a pecho descubierto, uno encima del otro, sobre ella para aplacarla.

En todas , pierde el conocimiento y amanece ciego en un campamento médico y con el único consuelo de poder volver a casa .Al final, terminé alegrando ,ya que en su ultima narración tuvo mejor suerte y le habían dado al menos una medalla al valor y todo , la cual pesaba mas que un pollo , pero menos que una gallina.

Por mi parte , sabia desde el principio que nada sucedió asi del todo, que para empezar no fue militar , ni siquiera hizo la mili , porque le detectaron los pies planos o al menos eso redactaron en el informe médico, tras contar con delicadeza unos bonitos recortes rectangulares de papel que corroboraban claramente que efectivamente era ese el diagnostico.

Don Pedro finalizó sus estudios como Lcdo. en químicas y posteriormente fue becario en una reconocida industria de detergentes, donde perdió gradualmente la vista
Lo mandaron para casa y le indemnizaron de forma razonable, al menos acorde en esos tiempos.

Don Pedro le ponía tantas ganas a lo que nos contaba, lo vivía tanto, que fui envuelto en sus propias fantasías, inventadas de forma magistral, con detalles inequívocos, claves y acentuándolas con frases míticas para dejar huella

Poquito a poco me hacia más y más participe, me fundí en su locura, como solo se puede fundir una madre y su hijo en una abrazo de despedida incierta.
Terminé olvidando que todo era producto de una mente inquieta y juguetona, y yo sinceramente, al fin y al cabo, encantado.
¡Ser compañero de correrías de “Pedrote el Fiera”! Un tío chulo, “echao palante”, pero con clase y elegancia, nada de los niñatos de hoy en día maleducados y sin vergüenza, de eso ni hablar.

Aunque todo lo que el contaba eran novelerías suyas, sabia, podría jurarlo directamente! Traerme una Biblia! que te lo juro aquí mismo, antes del próximo punto, que de haberse acontecidos esas situaciones, el habría actuado tal y como el lo contaba y no de otra forma.

Aunque siempre le cubría la vista sus gafones, en esa ocasión y en tantas historietas gloriosas, sé que en lo momentos cumbres, le brillaban los ojos al pobre Pedro.
Ains Pedro... triunfal y único, provisto de esa genialidad tan diferente, tan suya, tan desnuda y humana, tan llena de vida.

En él todo sencillamente era ingenioso, sus pensamientos nacidos a raíz de una forma de pensar tan especial e inexplicable, que aun extraños y rocambolescos en principio, cuando se ensamblaban todas las piezas del puzzle, sus argumentos se solidificaban y de repente, ¡plaf! todo cobraba un sentido que en origen pasaba desapercibido, y que de impacto, todo fluía y era pura armonía.

Era el tipo de persona que te abría sus ideas , te las comentaba y ofrecía como si fueran gusanitos , con total naturalidad que ser, no se si podrían ser las mas correctas o idóneas , lógicas , con o sin razón de ser , solo que si provenían de él , de seguro tendrían cabida en mi filosofía de vida.

Así que niego rotundamente y que al menos delante mía, nadie ose a decir “que ojos que no ven, corazón que no siente”


FIN

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